El mundo religioso puede ser un lugar muy frustrante para la persona sincera quién está buscando la verdad. Hoy en día hay tantas denominaciones, cada una ofreciendo su propia “verdad” sobre preguntas importantes. Por ejemplo, una iglesia dice que Jesús era Hijo de Dios, pero otros argumentan que solo era un hombre o un ser angélico. Algunos afirman que es necesario bautizarse para la salvación, pero otros dicen que solo es un acto simbólico; es opcional. ¿ Debemos ofrecer el diezmo al pastor como dicen algunas iglesias? o ¿se debe guardar el día del reposo como dicen otras?
Con tanta confusión, ¿en quién se debe creer? ¿A cuál iglesia se tiene que escuchar?
¿De dónde viene toda la confusión?
Primeramente, necesitamos aclarar cual es la fuente de confusión en el mundo religioso. Obviamente no tiene su origen con Dios. Pablo dijo en su carta a los corintios «Dios no es Dios de confusión, sino de paz» (1Co. 14:33). Si no proviene de Dios, entonces ¿de donde? De nosotros.
El desorden que observamos en el mundo religioso no es culpa de Dios, sino del hombre. En cambio de seguir solamente la Biblia y el evangelio sencillo, nosotros hemos introducido entre la doctrina nuestras opiniones y nuestras tradiciones. Las denominaciones de hoy no siguen solamente la palabra de Dios, sino que también tienen sus credos, sus libros, sus tradiciones, sus concilios, y sus gobiernos, y son estos los que han producido la confusión y las diferencias en la doctrina que tenemos hoy en día.
Sin embargo, no solo engendran la confusión, sino que también producen una religión falsa que no agrada a Dios. Jesús dijo a los fariseos de su día:
«Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, bien profetizo de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón esta lejos de mi. Pues en vano me honran, Ensenando como doctrinas, mandamientos de hombres» (Mateo 15:6-9).
Lo que debe preocuparnos es que si no abandonamos las tradiciones de los hombres y las doctrinas que ellos han inventado, podemos perder nuestras almas por no seguir las puras instrucciones de Dios y su evangelio.
Regresemos al evangelio sencillo
Si hay tanta confusión en el mundo religioso, volvemos a nuestra pregunta, ¿en quién debemos creer? Tal vez sea sorprendente la respuesta: a nadie. Todos los hombres estamos propensos a equivocarnos, y si ponemos nuestra confianza en la sabiduría del hombre, aunque sea erudito o pastor, es garantía que fracasaremos. El único en quien podemos confiar es Dios y en su palabra. Pablo dice, «Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso» (Ro. 3:4). Entonces no debemos preguntar ¿qué dice tal iglesia?, sino que debemos preguntar ¿qué dice la Biblia? y estudiarla nosotros mismos.
Si queremos una salida del caos que plaga al mundo religioso, si queremos regresar a la intención que Dios tenia para el hombre desde el principio, si queremos adorar a Dios en la manera simple que el quiere, y si queremos ir a los cielos, tenemos que regresar al plan sencillo que Dios nos dejó en la Biblia.
Imagínese a un grupo de hombres y mujeres devotos a Cristo y a su palabra. Imagínese una religión sin la confusión de las sectas o las tradiciones de los hombres. Imagínese a cristianos que están absortos en alabanzas y en oración, en servicio y en obras buenas, en maneras prescritas simplemente en el nuevo testamento. Imagínese a personas que viven una vida justa, a personas que velan por sus pobres y sus enfermos, a personas que enseñan a otras y se enseñan a sí mismos también. Lo que describe es el cristianismo sencillo. Es la religión que nos dejo Cristo en la Biblia y todavía esta a nuestro alcance.
Nosotros somos un grupo de cristianos quienes estamos luchando para hacer la voluntad de nuestro Señor Cristo Jesús. No pertenecemos a ninguna denominación, ni a una secta, ni a una iglesia hecha de hombres. Somos de Cristo solamente. Le invitamos a estudiar la Biblia con nosotros para entender mejor cual es la voluntad de Dios.
David Raif
david.raif@serdeCristo.com